El 14 de diciembre de 1865 llegó el ferrocarril a Chascomús, siendo esta estación punta de rieles, es decir, la última parada del tren más al sur. Luego, el resto del camino se debía recorrer en carreta.
En este sentido, tras varios años, comenzaron a ampliar las vías ferroviarias hacia otros puntos como Dolores, Maipú y Ayacucho. Para ese entonces, llegar a Buenos Aires llevaba cerca de 4 horas y media, lo que significó un gran avance, ya que antes, sin el ferrocarril, se demoraba alrededor de 24hs.
Con este progreso tecnológico, la ciudad comenzó a crecer con sus negocios comerciales; la hotelería, la llegada de lana, el ganado, las semillas, entre otros productos. Estos aprovisionaban al sector del campo y a la industria representada por el saladero, derivado de la actividad ganadera.
El ferrocarril, a pesar de que tenía un gran costo de infraestructura, tanto en inmuebles, como vías, estaciones, casas, garitas, entre otras, daba ganancia asegurada. Fue la base del progreso social, económico y de manejo empresarial. De esta manera, se introdujeron las prácticas financieras y comerciales del capitalismo. También, el camino de hierro era fundamental para la ampliación de los territorios productivos y la política.
Cabe recordar que el tren pasó por Chascomús hasta diciembre 2014. Actualmente el emplazamiento presenta su arquitectura fundacional casi intacta desde 1875, que es la fecha de una de las fotografías existentes más antiguas de la estación.
En este edificio se emplaza también el Museo y Archivo Ferroviario Estación Chascomús, donde se puede visitar la Sala Museo, ubicada en la sala de espera, donde se resguardan los objetos propios de la estación y de otras estaciones cercanas.
Actualmente, el espacio se denomina Centro Cultural Municipal Vieja Estación, y se utiliza para realizar todo tipo de actividades, entre ellas: cursos, talleres artísticos, audiovisuales, exposiciones temporarias y cierre de talleres.