Este sábado 25, se recordó la conformación del primer gobierno patrio, comenzando la jornada con el tradicional Tedeum en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora de la Merced”, del que participó el intendente Javier Gastón y sus colaboradores.

A continuación, en la Plaza Independencia, Javier Gastón junto a dos niñas de nuestra comunidad realizaron la ofrenda floral frente al monumento que recuerda la figura de nuestro prócer José de San Martín.

Con el teatro municipal Brazzola colmado, se desarrolló el acto oficial, desde las 11, donde se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino, a cargo de la Banda Municipal de Música "Profesor Jaime Lareu".

Para luego escuchar las palabras del intendente municipal quien comenzó recordando las simpáticas escenas escolares de cada celebración del primer gobierno patrio: “No sé a ustedes, pero a mí llegando el 25 de Mayo se me vienen a la memoria algunos recuerdos, más viendo a los chicos que me están acompañando acá, de la escuela 17, que realizarán una representación. El poncho, el vestido de dama antigua, el corcho quemado, una olla llena de locro, el aroma a chocolate caliente, la escarapela puesta una y veinte veces en la solapa por que la perdía.

Imágenes de la infancia que tal vez hayan revivido al preparar a sus hijos para el acto de estos días en la escuela. La previa y el acto mismo llevaban una cuota grande de ansiedad, y hasta de estrés, especialmente para las maestras que lo preparaban y donde todo tenía que salir de 10. Todo eso para recordar y festejar la Revolución de Mayo.

El 25 de Mayo fue uno de los momentos más importantes de toda nuestra historia, pero en si es sólo parte de un proceso más amplio que desembocó en lo que hoy es nuestra Patria. Igualmente, hoy no seríamos lo que somos si ese 25 no hubiese existido.

¿Qué quiero remarcar con esto? Que la Argentina que hoy conocemos, no nació de un día para el otro, no nació con una firma de un pacto o algo así. La Argentina que hoy somos fue hecha por miles y miles de mujeres y hombres en estos 214 años.

Hoy tenemos derechos que no existían, ni remotamente, a principios del siglo XIX, y que tenemos que proteger, fortalecer, ampliar: El derecho a la educación, a la salud, de peticionar a las autoridades, los derechos laborales, los derechos de protección a la familia, entre tantos otros, son fruto de la lucha de millones argentinos en todos los rincones del país.

Nada está dicho, nada está escrito de antemano de cómo será nuestro futuro. Es ahí donde lo que festejamos adquiere fuerza y sentido lo que hoy estamos celebrando. La Libertad naciente era frágil, débil, y faltaría mucho tiempo para que se confirmara en Tucumán en 1816, marchas y contramarchas, batallas y mucha, muchísima incertidumbre.

Pero el 25 de Mayo de 1.810 fue un gran paso que dieron un grupo de criollos para hacer de nuestra Patria el lugar común de todos los que quisieran habitar este suelo. El 25 de Mayo es el grito de libertad para hacer una patria para todos.

Aquellos patriotas de mayo supieron construir consensos. La libertad de un pueblo nunca es un hecho individual. Esos consensos se construyen con diálogo y con la participación de todos.

Hay que empezar por ponernos de acuerdo en algo. El estar bien es una tarea de todos. Tenemos que trabajar por el bienestar del resto. El estar bien es una tarea colectiva. Tenemos que trabajar todos por el bienestar del resto.

Recién Monseñor Juan Ignacio Liébana, en el Tedeum, hacía referencia a la cultura del cuidado. Y ese cuidado y bienestar general que tenemos que buscar, eso es lo que nos genera felicidad. Y la felicidad no es que la vida te sonría. Es que le encontremos el sentido a nuestros días, aún en medio de la malaria.

Siempre vamos a encontrar a alguien que nos dé una mano, pero también siempre vamos a tener a alguien a quien darle una mano. Volvamos a confiar entre nosotros para construir una sociedad más solidaria, que no deje a nadie al costado del camino.

Nadie puede quedar al costado del camino, absolutamente nadie puede quedar al costado de la vida. El desafío es reinventarnos juntos. Uds. saben de estas cosas. Muchos son parte de instituciones, organizaciones, grupos de vecinos que están ayudando a otros desde el anonimato.

Potenciemos estas cosas todo el tiempo. Necesitamos sostenernos. Pongámonos siempre en el lugar del otro. Me pregunto y les pregunto: ¿Tenemos la posibilidad de mirar para otro lado?, ¿de hacernos los desentendidos?, ¿Podemos criticar sin comprometernos en buscar soluciones? Sí, claro. Y probablemente nadie nos diga nada si lo hacemos. Está en nosotros hacer de esta ciudad un lugar donde nos dé ganas de vivir y crecer con otros. Está en nosotros escucharnos, tratarnos bien, confiar en otros y generar confianza, no descalificarnos… cosas tan básicas que nos hacen ser buena gente. Hagamos de estas acciones, revolucionarias hoy en día, parte de nuestra identidad como pueblo.

Chicos, a estas cosas se las aprende en casa. Se potencian, se fortalecen en la escuela. Se practican y mejoran usándolas en la comunidad. Eduquemos a nuestros chicos en la tolerancia, el respeto, la aceptación de las diferencias. No veamos enemigos en aquellos que piensan distinto.

Que las frustraciones que podamos tener, no bloqueen la posibilidad de soñar con un presente y un futuro donde todos seamos libres. La verdadera libertad no es un grito violento. La libertad es un canto de esperanza que nos une en la diversidad para hacer de Chascomús y de la Argentina, nuestro lugar en el mundo.

Como dice David Lebón en un Mundo Agradable “este es mi sueño y el de muchos más. Esta es mi casa donde quiero estar”. Feliz día de la Patria para todos”, concluyó.

Y se escucharon los primeros acordes de esta canción que interpretó la Banda Municipal de Música, con las voces de Cecilia Varela y Agustina González, acompañadas por el Chino Bobadilla.

Como todo acto, no faltó la participación escolar, para tener presentes los hechos que conforman nuestra historia. En esta oportunidad, los alumnos de 1° a 5° año, de la Escuela Primaria N° 17, presentaron “Tambores de Libertad”, una representación de la vida colonial, que fueron el deleite de los presentes.