Encabezados por el presidente del Partido Justicialista, Marcelo Muscarello, los integrantes de la lista liderada por Alexa Oyhamburu se reunieron en Avenida Escribano e Hipólito Yrigoyen para recordar a Eva Duarte de Perón a 65 años de su desaparición física.
En el emotivo acto, tomaron la palabra la precandidata a concejal Alexa Oyhamburu y el presidente del PJ Marcelo Muscarello, en ambos casos recordando la invalorable herencia que dejó Evita para todos los ciudadanos y su defensa de los derechos de los más necesitados.
Como cierre del acto, se leyeron unas líneas escritas por Eduardo Galeano en su trilogía “Memoria del fuego”:
¡Viva el cáncer!, escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires.
La odiaban, la odian los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente.
Ella los desafía hablando y los ofendía viviendo.
Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos. Evita se había salido de su lugar.
La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían.
Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia.
Los míseros recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado por sus atavíos de reina.
Ante el cuerpo de Evita, rodeado de claveles blancos desfila el pueblo llorando. Día tras día, noche tras noche, la hilera de antorchas: una caravana de dos semanas de largo. Suspiran aliviados los usureros, los mercaderes, los señores de la tierra.
Muerta Evita, el presidente Perón es un cuchillo sin filo.