El concepto de eficiencia energética se refiere básicamente a hacer uso responsable de la energía eléctrica, con el fin de consumir la menor cantidad posible del recurso para realizar una actividad.
Hoy en día, la mayoría de nuestra energía proviene de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). Cuando los quemamos para obtener energía se libera dióxido de carbono (CO2), lo que provoca la acumulación del mismo, junto a otros gases de efecto invernadero (GEI), en la atmósfera.
Naturalmente estos gases ya se encuentran en la atmósfera y su presencia es necesaria para atrapar el calor de las radiaciones solares y así mantener al planeta en una temperatura cálida. Sin embargo, un exceso en la concentración de GEI en la atmósfera genera que se retenga más calor y aumenta la temperatura media planetaria. A este fenómeno lo conocemos como Calentamiento Global y es quien provoca el Cambio Climático.
Un menor consumo de energía eléctrica implica una reducción en las emisiones de CO2 y una disminución de la concentración del mismo en la atmósfera. De esta forma, con simples acciones podemos contribuir a la mitigación del cambio climático.
Por ello, la subsecretaría de Ambiente y Desarrollo Sostenible recomienda implementar las siguientes acciones: Aprovechar la luz natural en el hogar o trabajo, evitar el uso innecesario de luz ornamental en exteriores y jardines, utilizar iluminación led o bajo consumo, apagar computadoras, impresoras y escáneres cuando no se utilicen, desconectar equipos eléctricos que no estés usando, colocar árboles o pérgolas que generen sombra para reducir la necesidad de colocar aire acondicionado, caminar o utilizar bicicleta para desplazarse en distancias cortas, entre muchas otras prácticas sencillas pero con un impacto muy grande.
Llevar a la práctica la eficiencia energética es una oportunidad que puede transformar nuestra calidad de vida y contribuir al equilibrio ecológico y social.