Salud en crisis

Una médica renuncia a su trabajo en el Hospital por el “destrato constante”

Abrazo al nosocomio en forma de protesta (foto de archivo).
Abrazo al nosocomio en forma de protesta (foto de archivo).

La médica psiquiatra Romina Bonadeo se dirigió a sus pacientes para informarles que dejará de trabajar en el Hospital municipal San Vicente de Paul, debido al “destrato constante” que sufren los profesionales y que sin duda ponen en evidencia el mal manejo del nosocomio por parte del Ejecutivo local.

Este es el escrito de puño y letra de la doctora:

A mis pacientes del Hospital y compañeros: Quiero contarles y explicarles por qué a partir del 16/9/2017 no estaré esperándolos para nuestro encuentro en el Hospital Municipal. Elegí este medio ya que me apena no haber podido despedirme de todos ustedes personalmente.

He escuchado durante años muchas historias de personas que estaban en tratamiento donde pude ser testigo y en algunas ocasiones acompañar desde la escucha diferentes momentos que atravesaban en la vida. Sé que cada una de las personas que atendí en el Hospital deposito su confianza en mí compartiendo en la intimidad de un consultorio sus pesares. No sería justo que sientan que no los consideré.

Algunos de ustedes habrán notado que yo estaba últimamente muy cansada, diferente y con cada vez menos tiempo para escucharlos por la gran demanda. Eso me llevo a solicitar una licencia sin goce de sueldo por siete meses.

El desgaste físico y mental que manifiesto está vinculado a la adversidad con la que trabajo HOY en el Hospital Municipal, nunca percibí tanto malestar en el sistema de salud municipal como en este último tiempo. Nada tiene que ver esto con ustedes. Como usuarios que son saben que el lugar de la salud mental es un espacio desvalorizado e invisibilizado ¿Cuántas veces íbamos de un lado al otro buscando un consultorio disponible?

Hoy me atrevo yo a hablarles de malestar y contarles que me sentí mal cuando NO fui invitada por las autoridades locales a una capacitación que realizó la región Sanitaria XI en nuestra ciudad para efectores de salud mental, o cuando en otra oportunidad participe en el armado y presentación de un trabajo en el I Congreso de Salud Mental y Adicciones realizado en Tandil, tarea que fue distinguida entre 450 trabajos presentados y la única manifestación al volver fue la solicitud del certificado para justificar los días que no estuve en el hospital y así seguiría en la línea del destrato.

Me encuentro sin la posibilidad de repensar mi práctica ni la de generar nuevos dispositivos de trabajo por estar desbordada por la excesiva demanda y cuestiones de la urgencia sin el acompañamiento necesario por parte de las autoridades sanitarias.

Siempre que trabajé lo hice desde el convencimiento de que podía aportar algo, desde la vocación y desde el deseo, NO voy a ceder en eso, el contexto del Hospital es muy adverso hoy como lo manifesté anteriormente.

Son nueve años de trabajo, viví muchas situaciones, con compañeros y pacientes, siempre traté que se produzca un buen encuentro. Transité situaciones personales complejas, fui mamá, perdí a mi mamá y nunca pedí licencia.

Solicité la licencia porque no los iba a poder atender como merecen, quería tomar distancia siete meses SIN goce de sueldo. Pedí la licencia el 14 de agosto para que tuvieran tiempo el doctor Rodríguez y la doctora Arias de asignar un reemplazo, había pensado en algunos colegas para mencionarles pero nadie me llamo, nadie intento preguntarme que me pasaba. Esto es muy raro para mí que soy una profesional que trabaja con la palabra. ¿Es tan difícil preguntar cómo estás? ¿Qué sentís?

Más allá de eso lo más lamentable es que me dijeron que no, que no estaban dispuestos a darme la licencia, me lo informaron por medio de un decreto que llegó a la oficina de personal del Hospital. El argumento de la doctora Marcela Arias es “debido al volumen y la complejidad de la atención en salud mental”; resulta a mi entender contradictorio que no dé lugar a mi solicitud cuando manifiesto no poder seguir trabajando bajo estas condiciones; me pregunto: ¿Quién cuida a los profesionales? Y ¿Quién cuida a los pacientes? Es mi derecho y es el derecho de ustedes recibir una atención de calidad.

Por lo que les he contado hasta aquí es que me sentí obligada a renunciar. Quiero transmitirles que aprendí mucho de cada uno de ustedes y deseo que sepan considerar y entender mi situación.

Los saludo a todos afectuosamente.

Doctora Romina Bonadeo.-

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