Innumerables manifestaciones de pesar y profunda tristeza, fueron sucediéndose durante la jornada, al tiempo que se iba conociendo la noticia del fallecimiento de Ilde Irulegui, ocurrido en los primeros minutos de este lunes 22 de febrero.
Dirá la crónica necrológica que Ilde era en rigor Ildefonso Irulegui, miembro de una antigua, arraigada y conocida familia, que había nacido en Chascomús hace setenta y tres años.
Pero claro… cuando la noticia llama a la puerta de casa no se trata de una crónica… Porque si bien fuertes y numerosos eran los lazos y vínculos que lo unían a familias y vecinos de la ciudad y la zona rural, en la que transcurrieran los años de su infancia y a la que estuviera ligado para siempre en razón de sus actividades y profesión… ninguno lo sería tanto como el que lo uniría a Teresita y a través suyo a nuestros hijos, sus sobrinos, y a mi mismo.
Vale si decir que además de atender las actividades agropecuarias de su propia familia, desde los años juveniles, tras sus estudios secundarios, trabajó en casas consignatarias de hacienda, para convertirse él mismo en martillero y ser representante de una de las firmas nacionales más prestigiosas del mercado durante más de treinta años,.. Que se destacó en su trabajo y en los negocios por su dedicación y solvencia y ganó sólido prestigio que lo hizo merecedor de confianza y reconocimiento… Y dar fe que así como ello, habrían de destacarse su bonhomía y la afabilidad de su trato, tanto como la firmeza de sus convicciones y el sostenimiento de los valores que le legaran sus mayores y que él legara a los suyos, quienes fueron la razón de su desvelo…
Debe también decirse de Ilde, que se destacó en el ámbito deportivo, y, como no podía ser de otra manera, fue en el deporte nacional, el Pato, habiéndose contado entre los fundadores del Campo de Pato Chascomús, cumpliendo funciones directrices en la entidad, siendo en medio de ello jugador distinguido desde las primeras formaciones incluyendo la que obtuviera triunfos resonantes como el Campeonato Argentino de Baja Ventaja … Fue incluso ternado para el Olimpia, el más prestigioso de los reconocimientos en el deporte nacional, y en la Patria Chica recibió el Osborne por su trayectoria… Así las cosas, ya en el trabajo, ya en los negocios, ya en el deporte, Ilde puso de manifiesto los valores que cimentaban su personalidad y su voluntad inquebrantable de cultivar relaciones cimentadas en la franqueza y la lealtad, lo que lo llevó a cultivar amistades indisolubles… Y también tanto o más que eso, en el seno familiar, de lo que en casa podemos dar testimonio… Junto a Tere, en esa fraterna construcción de la unidad de afrontar la vida, junto a Alicia, su madre, cuando la prematura desaparición de su padre, Toto, en tiempos de su propia adolescencia, y en los últimos años haciendo de dos uno, cuando la partida de su madre…
Si volviéramos a la crónica, diríamos que en los últimos tiempos fue sabiéndose de algunas flaquezas de salud, con algunos vaivenes que motivaban preocupación, situación que afrontó con entereza pero que, no obstante el cuidado y atención que les fueran prodigados habría de devenir en un quebranto de la salud con el triste desenlace que ha motivado múltiples expresiones de pesar y habían de ponerse de manifiesto cuando acompañaron sus restos hasta el Cementerio local en horas del mediodía. Esas presencias y el saludo a su esposa Mary, hijos y seres queridos, entre ellos Tere, nuestros hijos, nuestros nietos, dieron testimonio de la huella que deja Ilde. A ellos queda ese legado, a ellos y a nosotros la seguridad que quedará vivo en la memoria de quienes lo conocieron, lo conocimos. Para él, descanso en Paz. Y una suerte de abrazo desde el alma…
Texto de José Eduardo Bonavita