Con la celebración del Día de la Escarapela, iniciamos la semana que evoca los acontecimientos más importantes que precedieron a la asunción del Primer Gobierno Patrio, el 25 de mayo de 1810.
La escarapela, el primer símbolo patrio oficializado, se puede usar desde el 18 al 25 de mayo, durante toda la semana.
Si bien las causas oficiales son imprecisas por la carencia de fuentes escritas, existen pruebas de la utilización de los colores celeste y blanco, desde 1807, durante los preparativos para repeler la segunda invasión inglesa, al fundarse el cuerpo de Patricios, primeras milicias criollas urbanas del Río de la Plata. Como elemento de identificación se les colocó en el ojal unas cintas celestes y blancas (colores de la vestimenta de la virgen María).
En el año 1812, el 13 de febrero, Manuel Belgrano encontrándose en Rosario a cargo de las tropas criollas, aconsejó al Gobierno central del Primer Triunvirato que "declarar la escarapela nacional" se debía usar "para que nadie equivocara nuestras fuerzas con las del enemigo". Hasta entonces, las tropas criollas y españolas llevaban los mismos uniformes y hasta utilizaban idénticos pendones. Las luchas se volvían sumamente confusas. La propuesta fue aceptada y el 18 de febrero decretaron los colores “blanco y azul celeste” aboliendo al rojo como distinción.
La efeméride fue motorizada por el Consejo Nacional de Educación, el 13 de mayo de 1934 y, finalmente por resolución del 4 de abril de 1941, se instituyó el 18 de mayo como Día de la Escarapela. En 1951 fue incluido en el calendario escolar.