Durante la temporada estival, la exposición al sol puede ser inevitable en algunos momentos del día, por tal motivo la Secretaría de Salud Pública indica que es necesario tomar ciertas precauciones, dado que la exposición solar a través de las radiaciones ultravioletas (UV) puede producir graves daños en la piel y los ojos.
Es importante tener en cuenta que algunas lesiones aparecen en forma inmediata, como las quemaduras y ampollas, otras como el envejecimiento prematuro de la piel, las manchas y hasta el cáncer de piel se pueden presentar a lo largo de los años, ya que los efectos nocivos de estas radiaciones se acumulan en el tiempo.
Teniendo en cuenta estos riesgos, para disfrutar al aire libre hay que evitar exponerse al sol entre las 10 y las 16 horas y usar protector solar FPS 30 como mínimo, incluso los días nublados, aplicándolo 30 minutos antes de exponerse al sol. Cabe destacar que las nubes dejan pasar el sol, y que la arena y el agua aumentan su acción.
En este sentido, de acuerdo al tipo de piel y antecedentes, el dermatólogo indicará el protector más adecuado. Asimismo, se recomienda el uso de sombrero, ropa cómoda, de colores claros y anteojos oscuros.
Cabe destacar que la protección del sol debe realizarse desde el nacimiento y continuar en todas las etapas de la vida por los efectos acumulativos.
En caso de detectar cambios en la piel, se recomienda realizar un control dermatológico para la detección temprana de lesiones.
En cuanto a la salud visual, el sol, las altas temperaturas, la sequedad del ambiente o el cloro de las piscinas pueden afectar la salud de los ojos, por eso se debe extremar las precauciones para tomar las medidas de protección adecuadas.
Los procesos inflamatorios, como la conjuntivitis alérgica o irritativa, aumentan su incidencia en los meses de calor. Las radiaciones resultan dañinas para la córnea y el cristalino, además los rayos ultravioleta inducen al envejecimiento del cristalino y pueden producir cataratas. El cloro del agua de los natatorios o la sal del agua del mar también influyen, en tanto que la sequedad del ambiente (tanto natural como por uso del aire acondicionado) provoca mayor evaporación de la lágrima aumentando la sensación de ojo seco. Por lo tanto, para proteger los ojos se debe utilizar anteojos de sol, viseras o sombreros y antiparras.