Alguien que se ha dedicado desde siempre a la construcción de automodelos con su hermano Antonio en nuestra ciudad es Jorge Macchi, quien ha tenido la oportunidad de restaurar un Ruterito y en la actualidad acaba de terminar un camión volcador de la década del 30.
Hace cerca de 90 años, en nuestro país, los juguetes deseados por los niños, además de la pelota de cuero npumroi 5, y la camiseta del club de su preferencia eran los de hojalata. La firma Matarazzo, conocida por la fabricación de pastas secas, llegó a la Argentina estableciéndose en la ciudad de Rosario.
Matarazzo y Cía. fue fundada en 1934 por Francesco y sus primeros juguetes fueron fabricados en la década del ’40, incluyendo una amplia gama de autos sedán, de carrera del tipo “bólido” –monoplazas largos y aerodinámicos-, voiturettes y limousines, camiones, motocicletas, motos con sidecar, aviones, transatlánticos con motor a vapor, el ómnibus “Expreso Alegría”, furgones de reparto, cocinitas, baldes, trompos, juegos de playa y otros artículos como patos caminadores.
Para abaratar los costos se utilizaba generalmente material de descarte, como revelaba la observación del reverso de los juguetes, pudiéndose comprobar que esa lata había pertenecido a una de tomates o de dulce.
En ambos casos contó con la colaboración de un amigo chapista, Darío Granara, para quien asegura no tener palabras de agradecimiento por su dedicación, adaptando su profesión a estas increíbles miniaturas.